El valor de una linterna

🔦 El valor de una linterna

Una de las cosas que más nos hace sentir vulnerables es enfrentarnos a la oscuridad.
Y no hablo solo de quedarnos sin luz, sino de esa sensación de quedarte expuesto, de no ver qué hay alrededor, de no tener el control.

Pasa en un corte repentino de electricidad durante la noche, o cuando estás en un lugar sin acceso a luz natural.
Y aunque muchas de estas situaciones son previsibles —como los cortes en invierno, o una emergencia en la carretera—, no siempre estamos preparados.

Basada en una historia real

Hace un tiempo, un cliente que llegó a mi tienda me contó una anécdota que quiero compartir.
Habíamos conversado antes varias veces sobre la importancia de andar con una linterna.
Él no estaba convencido… hasta que la experiencia le cambió la perspectiva.

Recordábamos esas linternas que usaban nuestros abuelos: enormes, con pilas D, que alumbraban poco y duraban menos. Pero al menos siempre había una en casa. Hoy, con tantas opciones modernas, recargables, compactas y potentes… no todos consideran tener una como algo necesario.

La salida

Un día, lo invitaron a pescar.
Él no pescaba, pero aceptó porque quería salir a despejarse. Eran cuatro en total.
Fueron a un río de cordillera, cerca del pueblo, y comenzaron a subir entre las rocas que bordeaban el curso del agua.
El entorno era espectacular: el verde, el sonido del agua, la calma... y, mejor aun, sin señal de celular. Pura desconexión.

Pasaron la tarde entre conversaciones, exploración y comida.
Pero sin darse cuenta, se les fue la luz del día.

La oscuridad

Cuando emprendieron el regreso, ya estaba anocheciendo.
Lo que antes parecía hermoso, ahora se volvía peligroso: el terreno irregular, las rocas mojadas, los árboles cerrando el camino… y ninguno llevaba linterna.

Como suele pasar, todos sacaron el celular para alumbrar. Pero ahí vino el segundo golpe:
celular sin señal + frío = batería descargada.
Algunos celulares ya estaban apagados. Otros, a punto.

Solo uno de ellos conservaba algo de batería, así que lo usaron como guía.
Los demás, en la oscuridad, tratando de seguir su luz.

En ese momento, me contó después, se acordó de nuestras conversaciones.
Y entendió —no desde la teoría, sino desde la experiencia— lo que significa sentirse vulnerable sin luz en un lugar desconocido.

La decisión

Al día siguiente, volvió a la tienda y compró esa linterna que tantas veces había mirado:
una Fenix LD12R.

Pequeña, resistente, potente.
Recargable, pero también compatible con pilas AA. Con varios modos de intensidad, un imán, y resistencia al agua y los golpes.
Me dijo después de un tiempo:

"Ahora no salgo sin ella. Es parte de mi EDC. Y cada vez que la uso, la valoro más."

¿Y tú?

¿Qué te parece esta historia?
¿Te ha pasado algo parecido?

Quizás hoy sea el día para agregar una linterna a tu mochila, a tu guantera, o simplemente a tu bolsillo.

Porque cuando la necesitas…
no tenerla sí que se nota.

Si quiere puedes compartirnos tu historia, tu experiencia pueda ayudar a otros.

🔸 ¿Te gustó este artículo?
Si quieres ayudarnos a seguir creando contenido como este, puedes hacer un pequeño aporte aquí:

Apoyar este blog
El valor de una linterna